Entro en la casa, y huele a bizcocho recién hecho… Ella les ha dicho a sus hijas que me lo cocinen antes de que yo llegue, preocupada porque me lleve también verduras.

Huele a amor y cariño en esta casa. Las cinco hijas, con los ojos humedecidos, acompañan a su madre, sabiendo que el tiempo que les queda es limitado. Han decidido permanecer en casa para poder estar todas juntas, y parece que ella lo sabe y quiere disfrutar del tiempo que queda con sus hijas.

Ella, con más de 90 años, les cuenta historias del pasado, “sólo las buenas”, dice, para que sus hijas las conozcan…

Hay visitas que son un regalo… Y no me refiero sólo a lo material (que estaba buenísimo, por cierto)… Ser partícipe, durante un rato, de estos momentos tan íntimos de una familia hace que me sienta honrada.

¡Gracias!

* El relato pertenece a Noelia Fernández Urbano, médico de un equipo de Cuidados Paliativos de Cuipal, una empresa de atención domiciliaria de Almería de reciente aparición que lucha por concienciar sobre el tema de la muerte y los cuidados paliativos

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